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#FrenteReciclador – Sergio Massa

Como bien dice Cristina, lo que hoy quieren presentar como renovador no es más que un rejunte de viejos conocidos, pero también mal conocidos. No es una contradicción: los candidatos de Clarín para la restauración neoliberal —pese a que son reciclados y añejos de la política— son igualmente mal conocidos, porque en amplios sectores de la sociedad se sabe muy poco acerca de sus oscuros pasados.

Es por eso que este blog presentará a partir de ahora un dossier detallado, nombre por nombre, de los candidatos del #FrenteReciclador de Sergio Massa. Empezaremos precisamente por el principal candidato, que esconde intereses inconfesables detrás de sus dientes de conejo infernal.

Para que no queden dudas acerca de la veracidad de la información que aquí brindamos, se agregará la mayor cantidad de fuentes de consulta, para que los compañeros sepan de qué viene la cosa.

 Reciclado N°. 1 – Sergio Massa

Inicios e incursión en la política

Sergio Tomás Massa nació en San Martín, provincia de Buenos Aires, en abril de 1972. Su relativa juventud fue determinante para que Héctor Magnetto lo reciclara y lo designara como primer candidato a diputado en las elecciones del año 2013 y nueva cara visible de oposición a nivel nacional, relegando para ello a otros pesos pesados de derecha histórica argentina como Mauricio Macri, Francisco de Narváez, Rubén Giustozzi y Felipe Solá, entre otros.

¿Pero quién es y de dónde sale Sergio Massa? Antes de iniciarse en la política, Massa fue en su San Martín natal un ferviente hincha de Chacarita Juniors y amigo íntimo de Luis Barrionuevo, aunque algunas fuentes hablen de un supuesto fanatismo anterior por San Lorenzo de Almagro. Más tarde, habiendo visto la oportunidad de ser presidente del Club Atlético Tigre, no dudó en declarar que había nacido hincha fanático del mismo, besar el escudo y demás demagogias que generalmente no son bien vistas en el mundo del fútbol. Todos sabemos que si de ese deporte se trata, ningún argentino jamás cambia de camiseta y estas múltiples conversiones futbolísticas de Massa, además de la anécdota, sintetizan muy bien una personalidad excepcional, hablan de un hombre capaz de negociar cualquier principio a la hora de aprovechar las oportunidades que se le van presentando por el camino. Hablaremos más adelante en detalle de la muy oportuna llegada de Massa a Tigre.

Como es de suponerse, los erráticos primeros pasos de Massa en la política fueron dados en San Martín, de donde es oriundo. Allí fue catapultado a la vicepresidencia de la Unión del Centro Democrático (UCeDé), el partido del ya finado Álvaro Alsogaray. En esta agrupación de la derecha conservadora hizo sus primeras armas como dirigente neoliberal y militante antiperonista a ultranza. Con el acercamiento de la UCeDé al gobierno de Carlos Menem, Massa abandonó rápidamente su retórica gorila y, gracias al Palito Ortega, se aprendió de memoria la marcha peronista para asumir como diputado con tan solo 27 años de edad, ya por el Partido Justicialista de Perón y Evita.

Triunfante llegada a Tigre

Tras la fusión de la UCeDé en el menemismo neoliberal, dadas las muchas coincidencias ideológicas, Massa no dudó en tomar como referente al gánster (también dirigente gastronómico en sus ratos libres) Luis Barrionuevo. A partir de esta relación, usó sus dotes de conquistador —o de «caradura», como el propio Massa gusta de decir— para ir cosechando amistades con encumbradas féminas como Graciela Camaño (esposa de Barrionuevo) y con Marcela Durrié (esposa de Fernando Galmarini, el famoso «Pato»). Los dotes para las cuestiones del corazón de este Don Juan suburbano eran ya evidentes en ese momento. Ni lento ni perezoso, Massa entendió raudamente que el casarse con una plebeya le sería contraproducente a sus intereses políticos. Fue entonces que abandonó a su novia de toda la vida al pie del altar para casarse, muy convenientemente, con Malena, la hija de Galmarini y Durrié. Consumada esta alianza estratégica con el poder (no ignoraba que el Pato Galmarini había sido un alto funcionario del gobierno menemista y que ello le daría acceso directo a la mesa chica del PJ), Massa hizo las valijas y se mudó a Tigre, donde aterrizó en el año 2001.

Después del descalabro de ese año, cuando la Argentina estuvo a punto de estallar en mil pedazos debido a una década de menemismo sumada a un par de años de no-gestión radical, ya había mucha gente pensando que más valía un Duhalde sentado en el Sillón de Rivadavia que dos Rodríguez Saá delirando a oscuras en la Quinta de Olivos. Después de todo, el Cabezón era el único que sabía como parar la bronca, decían. Con el nuevo gobierno provisional instalado, llegó entonces el Pato Galmarini a la Casa Rosada como asesor de Duhalde y con ganas de allanarle el camino a su yerno. Los cálculos de Massa se habían probado correctos: el enroque matrimonial realizado el año anterior le había abierto las puertas de la política grande, con la titularidad de la ANSES, entidad que usaría como trampolín a la fama y a la fortuna.

Un estilo de hacer política: vigilar y castigar

A partir de aquí la trayectoria de Massa fue un continuo escalar y trepar, hasta conquistar la municipalidad de Tigre en el año 2007. Como jefe comunal, puso en práctica aquello que presentaría más tarde como su caballito de batalla en la política a nivel nacional: las cámaras de seguridad. A pesar de que Tigre es uno de los municipios con más villas miseria de la Argentina y con los peores indicadores sociales de toda Zona Norte, tiene cámaras de seguridad en todas las calles céntricas. Esto les permite a los vecinos de los barrios cerrados o countries hacer tranquilamente sus compras y transitar por el centro del municipio sin ser molestados por los habitantes de las villas, ya que de ser detectados estos negros cabeza por el sistema de vigilancia instalado por Massa, son inmediatamente invitados a retornar a sus lugares de origen, es decir, fuera de la vista de la gente como uno. En Tigre, a este método lo presentan como «seguridad»: la portación de cara y el «algo habrán hecho» siguen en plena vigencia.

Pero no sólo de circuitos cerrados de televisión vive el hombre y, pese a que la pobreza en Tigre seguía aumentando en vez de disminuir, una buena campaña publicitaria fue suficiente para dar a conocer los «logros» de Massa ante la opinión pública a nivel nacional, con lo que nuestro héroe pudo finalmente jugar, aunque por unos pocos meses, en las grandes ligas de la política. Fue nombrado jefe de gabinete en el año 2008, pero claudicó ante los fondos buitre en la negociación de la deuda y cometió traición en las elecciones del 2009, por lo que fue amablemente devuelto de un voleo a Tigre y reemplazado por Aníbal Fernández.

WikiLeaks, traición y después

En las elecciones del año 2009, Massa fue invitado por Néstor Kirchner a formar parte de la lista del Frente para la Victoria como candidato a diputado nacional, lista que fue encabezada por el propio Kirchner. A Massa le fue asignado entonces el cuarto puesto en dicha nómina y se esperaba de él, como candidato y en consecuencia, que se pusiera la campaña al hombro y asegurara la victoria en su territorio. Pero el escrutinio de los votos puso en evidencia aquello que ya se venía rumoreando: Massa había traicionado. La lista vecinal, encabezada por Malena Galmarini, obtuvo 14 puntos más que la lista nacional. Quedaba entonces al descubierto la maniobra, que había consistido en llamar a cortar boleta en perjuicio de la lista del Frente para la Victoria que el mismo Massa integraba, favoreciendo de este modo la ajustada victoria de Francisco De Narváez en la Provincia de Buenos Aires y propinándole al kirchnerismo aquel recordado cimbronazo electoral.

Como se ha dicho anteriormente, esta infame traición y el flaco favor hecho a la Patria en la negociación con los fondos buitre fueron determinantes para que Massa fuera debidamente rajado de la Jefatura de Gabinete, puesto en el que duró pocos meses, y reinstalado en la municipalidad de Tigre. A partir de aquí, el resentimiento de Massa hacia el gobierno fue en aumento, aunque no se animaba a sacar los pies del plato. Tenía plena conciencia de su insignificancia más allá de las fronteras de sus pagos chicos y de que necesitaba un padrino fuerte para alzar vuelo: los Duhalde, los Barrionuevo y demás, todos caídos en desgracia, ya no alcanzaban.

Fue entonces que intensificó sus visitas a la embajada de Estados Unidos en Argentina, donde hacía contactos con espías/diplomáticos y buscaba el apoyo del Imperio para sus aspiraciones personales. En una de esas charlas amenas con la embajadora yanqui Vilma Martínez, Massa habría tomado alguna copa de más y terminó yéndose de boca, revelando ante sus amigos estadounidenses como supuestamente había cagado a Néstor Kirchner en las pasadas elecciones y calificando al expresidente de «psicópata» y «cobarde». «Kirchner no es un genio perverso. Es tan solo un perverso», concluyó Massa ante una atónita mirada de la diplomática foránea, luego de asegurar que el kirchnerismo estaba agotado y que el Frente para la Victoria no tenía ninguna probabilidad de ganar las elecciones presidenciales del año 2011. Claro que el 2011 llegó y dejó un kirchnerismo triunfante en primera vuelta, con un arrasador 54.11% y casi 40 puntos de ventaja sobre su principal contrincante, el FAP de Hermes Binner. Como se ve aquí, el análisis político coyuntural no es precisamente una de las cualidades de Sergio Massa, como sí lo son la infamia y la traición.

Estas indiscreciones de Sergio Massa ante representantes del imperialismo en Argentina y otras opiniones suyas sobre el gobierno, incluso mientras ocupaba la Jefatura de Gabinete, trascendieron gracias a que los yanquis son muy buenos diplomáticos y aún mejores espías: todo lo que ven y escuchan es debidamente registrado e informado a Washington mediante cables secretos. Estos fueron los famosos cables que publicó Julián Assange en WikiLeaks y gracias a ello hoy conocemos el tenor de las reuniones de Massa en la embajada. También conocemos la relación de Massa con Jorge O'Reilly (un «constructor» de barrios privados en Tigre que nombró como su asesor) y la amistad de este enlace con Esteban Bullrich del PRO, además de otros detalles edificantes acerca de la intensa relación de Massa con la embajada de Estados Unidos.

Actualidad

Después del pifiado pronóstico sobre los resultados de las elecciones del 2011 y de los papelones frente a diplomáticos extranjeros, Massa ha estado guardado durante un año y medio hasta ser reciclado por Héctor Magnetto con vistas a los comicios de medio término del presente año. Habiendo quemado opciones ideológicamente más sustanciales en lo que se refiere al liberalismo duro, tales como Mauricio Macri y Francisco De Narváez, el Grupo Clarín se ha visto obligado a formar su propio partido político para la disputa del poder. Massa es, por lo tanto, el Reciclado N°. 1 de del #FrenteReciclador.

Sergio Massa presentó su programa en una reunión con hombres de la talla de Luis María Etchebehere (presidente de la Sociedad Rural Argentina), Santiago Blaquier (propietario de los ingenios Ledesma), Héctor Méndez (presidente de la UIA), Juan Bruchou (director de Citibank) y Adrián Werthein (director de Telecom), entre otros barones y duques. Este mismo programa, que se detallará a continuación, es sistemáticamente ocultado a la sociedad en general, a quién únicamente se le presenta consignas tales como «olvidar el pasado», «terminar con las dos veredas enfrentadas y unir a los argentinos» y «apostar al futuro». Claro, si dicen lo que piensan hacer, nadie los va a votar.

El siguiente es el programa que presentó Massa ante la oligarquía empresarial (aquí no hubo ninguna PyME presente), durante un exclusivo almuerzo en el Hotel Alvear:
  1. Terminar con la independencia financiera de la Argentina y volver a tomar deuda en el exterior. Massa cree que desendeudarse fue un error y que es preciso volver a tomar préstamos, incrementando la deuda externa de nuestro país.
  2. Bajar impuestos. Esto dicho en una mesa con los nombres arriba mencionados solo puede significar rebajas en los impuestos a los grandes empresarios, pues nadie en sus cabales iría a una reunión con el presidente de la Sociedad Rural a proponer eliminar el IVA a los productos de la canasta básica. Como cualquier gobierno debe recaudar para que el Estado siga funcionando, subsiste la pregunta: si no son los empresarios ni los terratenientes, ¿quien cargaría con los impuestos si Massa fuera presidente?
  3. Resucitar las AFJP. Más allá de la estafa que representaron las AFJP, resucitarlas sería un golpe mortal a la ANSES. Massa afirma que también mantendría las asignaciones universales, aunque no explica cómo lo haría sin ANSES, que es la piedra angular del sistema.
  4. Congelar salarios. Como se sabe, el aumento de sueldo es algo que no gusta mucho entre los patrones.
  5. Establecer metas fiscales y monetarias. Traducido al español, esto significa devaluación y recorte en el gasto público o, dicho en una palabra, ajuste. ¿Cobra Ud. una jubilación? Bueno, se la tendrán que rebajar para cumplir con las metas fiscales. ¿Tiene Ud. ahorros para comprarse un terreno y/o levantarse una casa? Pues sepa que con la devaluación sus ahorros valdrán aproximadamente un tercio, o menos, de lo que hoy valen.
  6. Establecer un marco jurídico para mostrarle al mundo que en la Argentina se van a respetar las reglas, gobierne quien gobierne. Como en los '90, que empresas como Repsol e Iberia hagan todo aquello que deseen hacer en nuestro país sin ser molestadas por políticos ni sindicalistas inoportunos.
  7. Generar confianza para atraer inversiones. Si el «marco jurídico» no es suficiente, tomar todas la medidas necesarias para que los gigantes multinacionales vengan a establecer sucursales en nuestro país: exención fiscal de por vida; carta blanca para sacar del país el 100% de las utilidades y la no obligación de reinvertir; estatización de la deuda privada para empresas y salvamento para bancos en caso de «crisis».
Massa lo sabe bien: ser amigo del poder tiene sus privilegios


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